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Estamos dividiendo a Cristo?
el viernes, 28 de noviembre de 2008 a las 13:39 hrs.
Existe algo que traiga mas división que hablar de la unidad?
... lo menos que podemos decir es que resulta a lo menos anecdótica esta pregunta. Hemos escuchado, leído y visto tanto y tantas posiciones sobre este tema que llegar a pensar en tener una clave para la unidad resulta a lo menos difícil de creer.
Entendiendo esta realidad presente, es que no pretendo apoderarme de una verdad absoluta sino que solo compartir una parte de la Palabra para dejarnos transformar por medio de la misma Escritura.
Es muy interesante observar en 1 Corintios 1, que el apóstol Pablo hace una interrogación cuya respuesta es indesmentible y unánime. ¿Esta dividido Cristo?, NO.... esta pregunta nos lleva a hacernos varias interrogantes acerca de que es la unidad.... ¿es estar juntos en una ubicación común?, ¿debemos ser clones el uno del otro para entender que somos unidos?, ¿es tener un sentido de pertenencia a algún tipo de organización determinada?, etc, etc, etc. Seguramente los lectores podrán sumar una gran cantidad mas de cuestionamientos sobre esto.
Quiero rescatar las palabras de Pablo, que se anteponen a la pregunta antes formulada. "Quiero que estén perfectamente unidos", sin embargo en el contexto de esta declaración hay algunos ingredientes muy valiosos para entender esta perfecta unidad,
a) Les ruego que hablen una misma cosa,
b) Una misma mente,
c) Un mismo parecer,
…es en esto cuando indudablemente nos vamos a dar cuenta si tenemos en nuestro lenguaje y en nuestros juicios a Jesús, o si estamos llenos de ideas que son la influencia de lideres que nos provocan rivalidades, menosprecios a nuestros hermanos, envanecimientos ministeriales y por consecuencia disputas entre nosotros mismos.
El apóstol a dicho "hablen todos una misma cosa y no haya entre ustedes divisiones", es en este punto donde entiendo que se genera uno de los grandes temas. Por que ya hemos dicho que Cristo no esta divido, osea que en medio de las diferentes formas de pensamiento se esta atacando a la unidad ya establecida de Cristo y debemos aclarar, como lo hace Pablo, que estas formas de pensamiento corresponden a "contiendas" que son resultado no principalmente del testimonio de Jesús, donde hay mayoritariamente unidad, sino de los partidismos provocados al colocar a Jesús por debajo de los pensamientos ofrecidos por liderazgos que sin mala intención llevan a disputas acerca de asuntos periféricos, que no tienen que ver con lo medular que es Jesucristo.
Como señala esto Pablo?, "cada uno de ustedes dice ser de Pablo; otros de Apolo; otros ser de Cefas y otros de Cristo". Esto vale decir que cuando colocamos a Cristo por debajo de otros lideres, estamos infiriendo heridas cortantes al Cuerpo ya unido de Cristo.
El cuerpo de Cristo esta dañado, no divido. A causa de hombres no de Cristo. El pueblo esta en medio de muchas contiendas producidas por la institucionalización de la iglesia donde se ubican otros por cabeza y no a Cristo. Es mi deseo por medio de esta nota acentuar la verdad que el único ,y recalco, único que nos lleva a la unidad es Jesucristo, debido a su interés por una humanidad y no una denominación.
Para resumir, el Cuerpo de Cristo no esta dividido. La única manera de tener una declaración, una mente y un parecer unánimes, es tener la mente de Cristo en nosotros, apuntando a lo céntrico y no enfatizando en lo periférico de doctrinas que muchas veces solo alimentan la intelectualidad bíblica pero no son arraigadas en el espíritu, por lo tanto se hacen inútiles.
Devolviendo el protagonismo real a Cristo sobre Su iglesia. Somos exclusivamente cautivos de El y no de denominaciones o ideologías que nos hacen contender entre nosotros, Jesús dijo "el que no es contra mi, conmigo es", debemos bendecir el Cuerpo aunque tengamos diferencias en lo que no respecta a Cristo.
Por ultimo, hablemos de Cristo, pensemos en Cristo y volvamos a creer en la declaración que nos llama a "guardar la unidad del espíritu", El unió el Cuerpo no seamos nosotros quienes lo queramos dividir.
Con amor en Cristo,
Pablo Severino E.
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